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lunes, 16 de enero de 2012

La interpretación de Cortázar

 
 
Yo de muchacho tenía una memoria extraordinaria, que he perdido. Por ejemplo, cuando iba al cine, durante muchos años me acordaba de los nombres de los actores y las actrices, pero también me acordaba de los nombres que tenían los personajes. Entonces, cuando se me bloqueaba su nombre, yo me daba cuenta de que ahí algo no andaba. Un día veo una película con una actriz que tenía cierta fama en la época, que se llamaba Wendy Barrie. Bueno, vuelvo a casa y a la noche me doy cuenta de que no me acuerdo del nombre de la actriz. Me dormí sin recordarlo y a la mañana siguiente empecé a buscar, a repasar los nombres de los otros actores, me empecinaba, me dejaba llevar, hasta que al fin salió: Wendy Barrie. Pero ésa era sólo la primera etapa. La segunda es por qué lo olvidé. ¿Por qué? Mirá si no son sutiles las asociaciones: lo olvidé porque yo me acababa de pelear con una muchacha que me había dicho “lo que pasa es que vos no querés llegar a ser adulto, vos querés ser Peter Pan”. ¿Te acordás de Peter Pan, el niño que no quería crecer? Ella lo usó como símbolo. Y ahí está la explicación: la amiga de Peter Pan se llama Wendy y el autor de Peter Pan es sir James Berrie; ya ves, Wendy Berrie. ¡Estaba todo ahí!


Los sueños son capitales en mi vida. Si hago la cuenta de los que dieron origen a mis cuentos, deben ser muchos. Empezando por “Casa tomada”, que fue una pesadilla vivida y escribí el cuento la misma mañana de haberla tenida. (…) Fijate, yo tengo sueños en los que hago juego de palabras (…) y cuando me despierto y me acuerdo del sueño, me río mucho porque descubro la clave. Algunos son muy tontos. Por ejemplo, en una época en que yo sufría un problema afectivo, de separación, tenía un osito de felpa que era un símbolo entre nosotros, y lo perdí; se fue con ella, y yo me acordaba de ese juguete con cariño. Una noche soñé con ese osito y alguien me decía que se llamaba Lemío, nombre que jamás ni yo ni la mujer en cuestión, le habíamos dado. Cuando me desperté, como ya sé analizar mis juegos de palabras, mi di cuenta de manera completamente estúpida, pues se trataba de la canción napolitana “O sole mío”, “oso-lemío”….
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JULIO CORTÁZAR
De un diálogo con Osvaldo Soriano.