Vistas de página en total

martes, 21 de agosto de 2012

El sujeto y la bebida...



La relación que Sigmund Freud planteaba entre el bebedor y el vino, que puede hacerse extensible al consumo de drogas, ilustra el predominio de la satisfacción erótica que procura el quìmico. (...) A su modo, Sigmund Freud plantea así que cuando se trata esencialmente de la satisfacción (con eclipse del deseo y el amor), el lazo del sujeto y el químico se estrecha cada vez más.

Es casi innecesario decir que encarnar el objeto-a del fantasma en el cuerpo de una mujer, es infinitamente más complejo que hacerlo en una botella o en una pastilla. Por eso puede postularse que las ventajas de éstas sobre una mujer son "más que evidentes".

No se ha sabido, por ejemplo, de botellas que se nieguen por jaquecas nocturnas, o que se quejen por el fútbol o por el escaso lugar o importancia que se les da, o que demanden (cuando no exijan) aquello que les falta...

Es cierto que no motivan para ofrecerles "la luna", o alguna hazaña o triunfo; en su nombre no se realizan grandes conquistas ni acciones heroicas, ya que de ellas no puede esperarse ningún reconocimiento. Pero como contrapartida puede destacarse que, como amantes, las botellas son muy económicas y el precio de las drogas ha disminuido enormemente: sólo unos pocos pesos para adquirirlas, nada de departamentos, pieles, viajes o joyas.

Con su objeto de satisfacción el adicto vive una "perfecta armonía que podría servir de modelo a muchos matrimonios
". Ni un sí ni un no, es el único matrimonio perfecto: un matrimonio sin amor donde no se pone en juego la castración, en un goce sin deseo y sin sujeto dividido. (...) Bloqueado así el deseo, se sustrae también de soportar los desencuentros del amor

OSVALDO M. COUSO

viernes, 17 de agosto de 2012

La paradoja del Otro...



En distintos tiempos de su enseñanza Lacan afirma por un lado que no hay Otro y por otro nos dice que el sujeto se constituye en relación al Otro. ¿Cómo entender esta aparente contradicción?. ¿Hay o no hay Otro?.
Digamos que una de las primeras definiciones es la de que el Otro es un lugar, un lugar en la estructura. Ahora bien, ese lugar puede estar vacío; puede también referirse a la Batería de los significantes, puede a su vez estar encarnado por Otro o también por algún ideal, es decir ese Otro, ese lugar del Otro, entonces puede quedar vacío como por otro lado tomar distintos contenidos.

Señalemos también que para la constitución del sujeto es necesario que ese lugar sea ocupado en principio por lo que llamaré 2 funciones, una función deseo de la madre y otra función que viene a sustituir a esta primera que conocemos como función Nombre del Padre, es decir lo que se la llama metáfora paterna.
La primera función es cumplida por el Otro llamado primordial, que se nombra madre y que es decisiva en la constitución del narcisismo, interviene no sólo con su deseo sino también con su Goce, necesario para la constitución del cuerpo del niño. Esta función es asumida, encarnada, por una mujer que hace de su hijo, objeto a, causa de su deseo. Resolución freudiana de la femineidad vía la maternidad.

Por otra parte la función Nombre del Padre, que si bien regula desde el inicio al deseo de la madre, va a recaer sobre un sujeto señalado por ésta y que va a ser nombrado entonces padre, ocupando en un segundo tiempo el lugar del Otro.

De distintas maneras Lacan nos va a decir que toda la necesidad del ser humano es de que haya, de que exista el Otro. Pero, también nos insiste que el Otro no existe.

Fuimos alertados sobre el complejo de castración, aprendimos a distinguir que no sólo se trata de la castración del sujeto, sino que pusimos el énfasis en la castración del Otro. La clínica nos demuestra la dificultad del sujeto en separarse del Otro, más allá del rostro que tenga. Las ligazones, las adherencias a ese Otro adoptan las formas más complejas y en su complejidad cada una define un cuadro particular.
Con Lacan podemos redefinir la operación de castración como lazo al padre, inclusive sostener que el amor al padre basta para mantener la represión en su justo medio.

Benjamín Domb

viernes, 10 de agosto de 2012

Lo homosexual en lo heterosexual y viceversa...

¿Hombre o mujer? Desde el punto de vista del género psíquico, existe una suerte de suposición mítica de partida, la de ser un ángel sin ningún sexo: esta posición transexual, al querer identificar el cuerpo con un falo puro, le recorta sus atributos sexuales secundarios.

(...)

Antes de la entrada en el falicismo, se ha advertido primero un momento mitico "originario" transexual. Nunca ha sido viable y corresponde a una potencialidad regresiva: si quiere vivir, el niño entra a gusto o a disgusto en el falicismo identificandose con un padre. Para ver cómo se bifurcan las diferentes orientaciones hacia el género y la elección de objeto y, por ende, eventualmente, hacia la homosexualidad, hay que situarse considerando una posicion de partida que implique en todos los casos una atraccion "sexual" por la madre, es decir, la "heterosexualidad" para el varón y la "homosexualidad" para la niña. La posicion más fácil de comprender  es la que se podría llamar una "homosexualidad femenina activa". Cuando ciertas teorías del movimiento feminista declaran que una relación primaria con la madre decide la homosexualidad de las mujeres, han comprobado ese hecho, aunque omiten que esa relación se establece a partir de una identificación con el padre (¡tan perfecta que pasa inadvertida!). 

(...)

La identificación con el padre comporta, del lado masculino, una consecuencia entre tres posibles. La primera -ya estudiada- es el paso hacia la heterosexualidad. En ese caso, el vinculo "homosexual" se reprime. Ese paso sera aún más neto cuando el padre desee a la madre y recíprocamente. Con esto queremos deir que la castracion adquiere su sentido para el niño en la medida en que imagina: 1) que su madre desea a su padre (él la ha castrado); luego, 2) que su padre desea a su madre (deseo que de cierta manera también lo castra a él). Estas dos condiciones reunidas orientan hacia la heterosexualidad, al mismo tiempo que se reprime el vinculo homosexual. Si ese no es el caso, puede darse una de las dos situaciones únicamente, o bien la otra (estas son las tres posibilidades).

(...)

La elección de la "homosexualidad pasiva" corresponde al caso en que la madre desea al padre y no es correspondida en igual medida. El hombre encarna entonces una figura viril abrumadora, pero distante. El niño, aterrorizado por ese padre demasiado poderoso (que no esta castrado por el deseo de su mujer) se pondrá pues en una posición ee seduccion pasiva con respecto a él. Una vez que el niño haya crecido, buscará ser amado por hombres, como hubiera querido ser amado por su padre.

En lo concerniente a la fijación de una "homosexualidad activa", esta procede de la acentuación  una figura opuesta: el padre desea tal vez a la madre, pero esta no le corresponde recíprocamente. Ella prefiere a su hijo. En este caso, el niño, al crecer, amará a un hombre como su madre lo amó. Esta madre invalida el deseo sexual en general, y por su marido, en particular: por lo tanto, el hijo amará activamente a un varón semejante a quien él fue en el amor materno, y además lo amará del modo en que habria querido ser deseado por su padre. Necesita amar a los varones como su madre lo amó a él, pero agregando, además, el erotismo de un padre tal como le hubiera gustado tener.

(...)

¿Como explicar estas elecciones forzadas? Para que la situación le parezca mas clara a los heterosexuales que reprimen exactamente las mismas formas de homosexualidad, diremos que un hombre estaría en posición de homosexualidad pasiva -pero reprimida- cuando se las arregle para que su mujer sea seducida por otros hombres (es un looser). Y estará en posición de homosexual activo -pero reprimido- cuando nada lo excita tanto como conquistar la mujer del otro. Estas son posiciones ajustadas a una gran banalidad que son fácilmente observables en la vida cotidiana.


Gérard Pommier
¿Qué quiere decir "hacer" el amor?

miércoles, 1 de agosto de 2012

Amor incondicional es mal amar...

          




Chica:
 mi amor por vos es incondicional
Chico: ¿incondicional?
Chica: sí, mi amor, incondicional
Chico: ¿o sea que si tuviera la cara y el cuerpo de Juan me amarías igual?  
Chica: y sí...te digo que es incondicional
Chico: ¿y si me comportara como Juan?
Chica: y bueno...también
Chico: 
¡o sea que estás enamorada de Juan! ¡Yo sabía!

Por: http://posoclo.blogspot.mx/