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domingo, 2 de septiembre de 2012

Inconsciente, software, goce...


Hoy podría decir, que gracias a la informática, gracias a algo mínimo de la informática, la PC, como dijo el Dr. Rabossi, podemos hacer uso de una simple distinción esclarecedora. Una computadora tiene una carcasa física con todos sus cables, tornillos y conductores que son conocidos como el "hardware", y un programa que no es reductible a eso, sin el cual no podemos obtener que aparezca nada en la pantalla, el "software". Este último es información, compuesta de Bites, y un Bit(*) es la magnitud de información, información que se distribuye por el hardware. Sin duda que sin el hardware no habría posibilidad de que el software funcione, pero, lo digo de manera muy simple y va dirigido a mis colegas psiquiatras: ¿cuándo se vio alguna vez que, si aparece un virus en la computadora, se proponga actuar sobre el hardware? Subrayo cómo retorna el discurso médico al campo de la informática: un virus es una información que atenta contra el funcionamiento esperable de un programa. Es información, es un bit no esperado, un bit inoportuno. Supongamos que aparece un virus en una computadora, ¿se le ocurriría a algún especialista en computadoras, en informática, cortar un cable para que su efecto no pase a la pantalla, o introducir una sustancia química que impida que algunos de los sistemas funcionen, intervendría en el hardware? Seguramente algún grado de eficacia obtendría, pero arrastraría muchas otras ineficacias peores. Lo que se le ocurre a un especialista en informática es que, si entra un virus en una computadora, de lo que se trata es de proponerle a la misma computadora un antivirus. ¿Y que es un antivirus? Es otro programa, hay una especificidad del campo del software que no es reductible al campo del hardware. Desde ya este modelo duro de hardware y software no se compadece con lo que sucede en el ser humano, lo anticipo y a eso me voy a referir para tomar algunas de las preguntas tipo ciencia ficción que el Prof. Klimovsky nos adelantó. En principio aceptemos que la hipótesis del inconciente fue un anticipo freudiano sobre la eficacia del bit. En este sentido el psicoanálisis y gracias a la genialidad de Freud, se anticipó en muchos años a lo que luego la informática nos presentó como la eficacia del bit. Deja de ser entonces una especulación charlatana hablar de la eficacia de una representación.
El problema es que nosotros no nos dedicamos a trabajar con la PC, sino que nos dedicamos a trabajar con seres humanos. Tomemos el tema de lo que le pasó a Kasparov, que perdió con la máquina su partida de ajedrez. No creo que eso lo haya angustiado demasiado, a lo sumo lo enojó. Ahora imaginen lo que le hubiera pasado a Kasparov si en medio de la partida la máquina le hubiera dicho: "Kasparov, te amo". Ahí la cosa se habría complicado. Porque el sujeto que habita la máquina ya no es un problema, eso ya existe, ¡pero que una máquina pueda decirle a alguien "te amo"!; suponga, Gregorio, que esa máquina que se está ahogando le hubiera dicho a Ud. "te amo" ¿Ud. hubiera seguido indiferente?
- Klimovsky: le hubiera dicho, yo no.
- Vegh: pero ya hubiera tenido un problema ético por dejarla ahogarse...
- Klimovsky: tengo amistad, aprecio... nada más.
- Vegh: Bien, el problema es que nosotros, me refiero a los analistas, no trabajamos con inteligencia artificial, que sin duda es un campo promisorio y ya habremos de ver sus eficacias, sino que trabajamos con seres humanos y el ser humano es un software articulado con el hardware: el rasgo diferencial que tenemos con las máquinas artificiales, es que nuestro hardware suministra parte de la información que llega. Nuestro hardware, nuestro cuerpo oscila en un abanico, que si lo quiero esquematizar, va del dolor al placer y que podemos llamar goce, es información que incide sistemáticamente en el programa. Es más, reformula los caminos posibles para el programa. Y ya que estoy con el amor, ¿quién de los aquí presentes no ha pasado por alguna experiencia de amor? ¿Y qué nos dice la frase conocida, vulgar, popular, sobre el amor? ¿El amor es un producto cognitivo?, ¿lo resolvemos con cuatro reglas sintácticas y una buena combinación de los símbolos? No, el amor, como se dice, es ciego. ¿Qué quiere decir que el amor es ciego, qué tenemos un déficit intelectual? No es ese el problema, quiere decir que en el programa cognitivo interfiere ese abanico que va del placer al dolor. Algo tan simple como esto: se muere un ser querido y para alguien que tiene especial dificultad para hacer un duelo, puede hacer lo que los psicoanalista llamamos, incluso algunos psiquiatras, una reacción maníaca, la que básicamente consiste en negar que alguien murió, ignorar su muerte, de eso no quiere saber nada, un ejemplo de la pasión de la ignorancia. Esto no sucede por un déficit intelectual. Debe ser explicado por qué el Yo no quiere saber.

A Freud se le complicó su marcha: después de ofrecer la hipótesis del inconsciente arribó a la conclusión de que el ser humano no es solo un software, también el hardware incide en el software y esto es lo que teoriza con el nombre de pulsión. El concepto de pulsión nombra la vigencia de los reclamos corporales en el software, es la incidencia del hardware en el software. A Freud se le complica en un avance que no resuelve nunca, en lo que se llama la dualidad de sus dos tópicas. Sigue manteniendo por un lado la distinción de estratos entre conciente, preconciente e inconsciente y por otro lado se ve obligado a tomar en cuenta la incidencia del hardware en el software, la oposición del Ello, que es el campo pulsional y el Yo y el Superyó. Tiene la necesidad de mantener esa dualidad que nunca resuelve. Es sobre esta dificultad que avanza la formulación por la que yo transito, tiene que ver con las postulaciones de otro gran psicoanalista, que reconoció su deuda extrema con la obra de Freud, me refiero a Jacques Lacan. El gran esfuerzo de Lacan fue para salir de esta dualidad tópica freudiana para proponer una nueva estructura, un nuevo paradigma en el psicoanálisis contemporáneo. Lacan intenta salir de esta dualidad freudiana que no se resuelve, siempre están las dos tópicas, que parecen poder funcionar pero no hay manera de articularlas de un modo coherente y al mismo tiempo responden a viejos problemas de la historia del pensamiento occidental, de la filosofía, cosas que acá ya fueron aludidas, el monismo o el dualismo cartesiano cuerpo-mente. Lacan propone una estructura triádica que presenta como paradigma bajo el modo de lo que él llama sus tres registros, los que sin duda no tienen el mismo valor cuando los formula por primera vez en el año 1953 que cuando los vuelve a retomar con la escritura nodal, un capítulo de la moderna matemática, casi al final de su enseñanza. Me refiero al registro de lo Real, lo Simbólico y lo Imaginario. Hago una lectura de una parte final de su elaboración, cuando en el final de su enseñanza Lacan nos propone una estructura que no acepta ni el modelo del hombre-máquina, monismo al estilo de La Mettrie, ni el dualismo cartesiano cuerpo-mente que nos llevaría a una separación que no se condice con lo que nuestra práctica nos enseña. Lacan nos propone una estructura triádica que la digo así: el paradigma con el que hoy trabajamos piensa al ser humano como lo Real del tejido, anudado en cada uno de sus puntos a lo Imaginario y a lo Simbólico. Este paradigma no me cabe duda que en algún momento, si nuestra disciplina tiene que ver con el campo de la cientificidad, encontrará otro paradigma mejor, pero hoy es para mí el horizonte, no hago de él una religión, con el que yo mejor puedo ubicar y dar cuenta de los fenómenos. Cuando digo lo Imaginario, estoy hablando de ese primer estrato que trabajan los psicólogos de la conciencia y aún la mayoría de los que trabajan en IA, los pensamientos racionales concientes.

 Cuando digo Simbólico me refiero al segundo estrato descubierto por Freud al que llamamos la hipótesis del inconsciente. Entonces el paradigma que propongo es: lo Real del tejido anudado, anudado tiene que ver con la estructura del nudo borromeo, a lo Simbólico y lo Imaginario. Este paradigma tiene el beneficio que nos permite hacer algunas previsiones como se espera del campo de la cientificidad, en la estructura nodal que Lacan escribe, acerca de la distribución del goce. Volvamos a esos ejemplos banales que propuse: el del amor ciego y el del que no quiere enterarse del duelo. ¿Por qué no quiero enterarme que alguien cercano a mí murió? Porque acordarme me produce dolor, tan simple como eso. ¿Por qué alguien no deja el cigarrillo? Si sabe que produce cáncer y trastornos arteriales. Sin recurrir a esas interpretaciones psicologistas de "se quiere destruir", en principio no lo deja porque le gusta y nuestro cuerpo está hecho de tal modo que aquello que le gusta, aunque sea mínimo, no lo puede soltar sin más. Por eso llegamos a decir que nuestro cuerpo es una sustancia gozante. Pues bien, este nudo borromeo permite escribir la distribución de los goces y hacer predicciones. Decimos que si el sujeto avanza por cierto goce, quedará inhabilitado para otro goce, es una relación de exclusión. Cuando el sujeto avanza por cierto goce; como podemos ver en el caso Schreber, quien quería ser la mujer de Dios, queda absolutamente perdida la posibilidad de lo que los psicoanalistas llamamos un goce fálico: Schreber en su imaginario lo describía como la pérdida de sus atributos masculinos, el riesgo de ser emasculado.

(...)
 
Si señores, los psicoanalistas nos dedicamos a las palabras y las palabras son el modo en que nombramos ese bit, que tiene eficacia y una eficacia que hoy es dominante en el mundo en que vivimos.

Isidoro Vegh