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viernes, 30 de diciembre de 2011


Pues si el amor es dar lo que no se tiene, es muy cierto que el sujeto puede esperar que se lo dé, puesto que el psicoanalista no tiene otra cosa que darle. Pero incluso esa nada, no se la da y vale más así.

Jacques Lacan
Escritos II

miércoles, 28 de diciembre de 2011


No llegaré a decir que el pensamiento es en sí una enfermedad.
El bacilo de la peste en sí mismo tampoco es una enfermedad, sino que la engendra.
La engendra en los animales que no están hechos para soportar el bacilo.
Quizás se trate de eso.
Pensar no es en sí una enfermedad, pero ocurre que puede producir enfermos.
El pensamiento está desde siempre encarnado, y esto es aún sensible para nosotros en lo que consideramos más caduco, lo más desecho, lo más inasimilable, en el nivel de ciertos desfallecimientos que, aparentemente, sólo parecen deberse a la función del déficit.
En otras palabras, eso piensa en un nivel donde no se aprehende en absoluto a sí mismo como pensamiento.

Jaques Lacan 


La enfermedad no existe, existen los enfermos. El que se sabe enfermo. En primera y ultima instancia estamos enfermos de lalengua. Saludos!

 


Con frecuencia, mucha gente interesada en profundizar en la teoría psicoanalítica me pide referencias bibliográficas. La mayor parte de las veces les recomiendo comenzar con un libro que cuando yo estudiaba psicología me cambio radicalmente la perspectiva post-freudiana tan común, por lo menos en mi país.

Todos sabemos lo difícil que resultan los primeros acercamientos a los conceptos lacanianos, debido no solo a la complejidad que cada uno de estos conceptos representa sino a la manera tan “barroca” de escribirlos. Juan David Nasio es un autor que se ha encargado a lo largo de toda su obra de divulgar gran parte de los conceptos de Lacan, no solo con simplicidad sino también con un estilo que asegura a través de ejemplos la comprensión de cada concepto.
Como trabaja un psicoanalista es una recopilación de unos cuantos seminarios impartidos por Nasio con el fin de aclarar muchos de los conceptos fundamentales que hacen de la práctica psicoanalítica una labor activa por parte del analista, enseñando la posición que debe adoptar  por medio de cada una de las herramientas disponibles dentro del artificio psicoanalítico.
Particularmente encuentro este trabajo esencial para cualquier persona que tenga nociones previas básicas acerca del  psicoanálisis y quiera adentrarse más a los conceptos fundamentales que forman parte del psicoanálisis moderno.

Rodrigo Asseo.

martes, 27 de diciembre de 2011


¿Cómo aceptar que mi partenaire pueda tener esta función castratoria de limitar mi satisfacción? Sin duda este papel restrictivo del ser amado puede desconcertar, porque normalmente atribuimos a nuestro partenaire el poder de satisfacer nuestros deseos y de procurarnos placer. Vivimos en la ilusión, verificada en parte, de que nos da más de lo que nos priva. Pero su función, en el interior de nuestro inconsciente, es muy diferente: nos asegura la consistencia psíquica por medio de la insatisfacción que hace surgir y no por la satisfacción que nos procura. Nuestro partenaire, el ser de nuestro amor, nos insatisface porque, al excitar nuestro deseo, no puede -en última instancia, ¿tendría los límites?- no quiere satisfacernos plenamente. Como es humano, no puede y, al ser nuerótico, no quiere. (...) Así crece esta insatisfacción que me es necesaria para vivir y que resitúa mi deseo.

Juan David Nasio
El libro del amor y del dolor.

lunes, 26 de diciembre de 2011

Si un sujeto viene al análisis para obtener simpatía, puede ser mejor que se busque un amigo. Si quiere obtener amor, puede ir a buscar un amante. Es decir que si se queda en su demanda como tal, de ayuda o de amor, sin ver la distancia que existe entre la misma y su deseo, esto es, si se detiene a nivel de su pedido, no podemos obligarlo a hacer un análisis.

Hay también casos de una psicosis equilibrada y donde eventualmente el síntoma, del cual el sujeto sufre, en realidad es el que equilibra su psicosis, y si se toca su síntoma, su psicosis se puede desequilibrar. A veces, una posición de delincuencia equilibra su psicosis. Y puede ser mejor quedarse con el síntoma, no tocar demasiado ese punto. Puede suceder también que una obsesión esconda una psicosis y es mejor que se quede así. Hay sujetos que después de hacer una pequeña experiencia de análisis por entrevistas preliminares, van a preferir hacer psicoterapia de grupo porque allí no se toca nada esencial aunque puede ayudar a algunos. O va a preferir aprender a bailar aunque no con el analista. Pese a todo es el analista el que elige. El analista puede permitir, en esas entrevistas, que el sujeto entrevea de lo que se trata en el análisis de manera que el sujeto decide si puede soportarlo.
Jacques Alain Miller
Conferencias Porteñas
 
 
Bergson se pregunta (…) qué significa la risa. Primera cuestión: la risa, como la religión, como tantas otras prácticas –por ejemplo, la moda o aun el fútbol-, es exclusivamente humana. El único viviente que ríe es el humano; a veces podemos, en un ejercicio de proyección, considerar que el perrito ríe, pero no es así. Mueve la cola, pero no ríe. Se pregunta Bergson qué hay en el fondo de lo risible, qué puede haber de común entre la mueca de un payaso, el retruécano de un vodevil y la primorosa escena de una comedia. (…) Así por el camino de la risa, Bergson llega al terreno de lo cómico, que sería desde su perspectiva la causa de aquélla. Lacan toma esta referencia para criticarla, y no sin fundamento. En efecto, a quién no le ha pasado, en alguna ocasión, reír en medio de una crisis de angustia, en un momento de desesperación, o, como decía George Bataille, a veces con la risa aparente del idiota, en situaciones que nos dejan sin palabras. La risa puede ser la última respuesta ante la ausencia de cualquier respuesta.
(…)
Arriesguemos una alternativa: lo cómico de la caída del clown, del que tropieza –o lo cómico de la comedia-, se vincula a la caída de la prestancia fálica. Caída que, siguiendo a Freud, produce un alivio, no sólo porque nos libera de la imposición de la prestancia del otro, sino también del esfuerzo de sostener la nuestra, en la medida en que el otro representa la dimensión del semejante. Recordemos cuánto nos gusta llegar a casa y ponernos en pantuflas, es es, desasirnos simbólicamente mediante ese gesto de la cubierta fálica que la escena del lazo social nos demanda.
 
ISIDORO VEGH
El Prójimo
Enlaces y desenlaces del goce


El Psicoanálisis es la practica que a través de lo Simbólico pasando por lo Imaginario y bordeando lo Real transforma el goce en deseo.

domingo, 25 de diciembre de 2011

El inconsciente: ¿un descubrimiento o un invento?

Dentro de mi experiencia me he encontrado con muchos psicoanalistas en formación (puesto que todo analista siempre está en formación) que, a pesar de estar familiarizados con el básico concepto de inconsciente, siguen sin saber si éste fue un descubrimiento o un invento. Vamos por partes.
 Freud hizo primeramente un descubrimiento y luego un invento. Descubrió EL inconsciente e inventó LO inconsciente.
Asumiendo esto, tendríamos que definir qué fue aquello que descubrió y que lo llevo a inventar todo un artificio que ahora llamamos psicoanálisis, una práctica que trabaja con aquello que en primera instancia nos enferma: la palabra. Cuando un paciente toca nuestra puerta lo hace siempre por una razón, porque sufre. Ya sea por una inhibición, síntoma o angustia, pero toca a nuestra puerta porque asume que el analista sabe sobre el goce que lo golpea y que éste saber puede aliviar su dolor.
Uno de los legados fundamentales de Freud y que todo psicoanalista toma como base, es que en todo síntoma existe un saber en el orden de lo sexual.  Esta fórmula es precisamente lo que Freud descubrió, y es aquí donde entra el concepto del inconsciente ya que mediante esta fórmula podemos comprender que todo síntoma encubre algo de orden sexual desconocido para el padeciente.
Al entender esto podemos ya suponer acertadamente que el analista no va a saber sobre el goce del paciente, ya que, si el saber acerca del síntoma es inconsciente, entonces tenemos que asumir que el saber mismo lo tiene el paciente, y no el analista. En este punto las cosas se complican y aquí comienza el invento del maestro Freud;  LO inconsciente.
El analista debe lograr que LO inconsciente advenga durante – y mediante- el discurso de su paciente. Pero para que esto ocurra, Freud propone la asociación libre como la única regla fundamental que dará estructura a ésta praxis que, en el mejor de los casos, puede llevar a una “cura”.
La asociación libre quiere decir; hablar –o castrarse, como diría Lacan-. ¿Hablar de qué?, de lo que sea, ni siquiera de usted, de lo que se le ocurra. El fin de este método es crear una relación con el paciente que fecunde la trasferencia –que Freud denominó como el motor de la cura analítica-; misma que después de un tiempo en análisis, se convertirá en neurosis de transferencia.
Entonces, ¿dónde se encuentra LO inconsciente, en las profundidades de la psique?, por supuesto que no. LO inconsciente está ahí, en la superficie del discurso, en las palabras mismas, en su propia lalengua –como la llama Lacan-. Pero hay que aclarar algo, LO inconsciente solo existe bajo transferencia, en análisis; el que no se analiza no tiene inconsciente. Para que LO inconsciente advenga es necesaria la presencia del analista, ocupando el lugar de objeto atractor de la pulsión, y es entonces el analista el destinatario de LO inconsciente y sus formaciones (lapsus, sueños, actos fallidos, chistes).

Rodrigo Asseo.