La psicología se ha empeñado en hacernos creer que la
llamada “baja autoestima” es un verdadero problema humano hoy en día. Desde el
psicoanálisis, sabemos que el problema no es tener “baja autoestima” sino todo
lo contrario. El neurótico se empeña en seguir adorando esa imagen yóica
siempre ilusoria y ficcional, amándola en su extremo y de manera siempre
narcisista. Imagen que como bien sabemos se estructura y se constituye a través
del Otro. El neurótico creyéndose siempre el falito de mamá (Otro) religiosa e
imperiosamente ama y sostiene a toda costa esa imagen, creyéndose siempre el
más lo que sea (o el más bonito, o el más tontito, o el más caquita, el más
llorón, o el todo lo puede, etc…). Para decirlo en palabras de Lacan, “creer en
el yo, eso sí que es una locura!”, y como sabemos también desde su enseñanza,
es la única verdadera enfermedad del sujeto: el Yo.
Entonces, ¿qué podemos decir al respecto de “la baja
autoestima”?, que en todo caso, el sujeto sufre de altísima autoestima, ya que
ama por encima de todas las cosas ese lugar donado por el Otro, creyendo que algún
día podrá colmarlo. Vamos a decirlo simple; sufrimos no porque no nos amemos,
sino porque nos amamos demasiado al grado de hacernos paradójicamente sufrir y
si nos amamos demasiado y no estamos dispuestos a castrarnos es decir, perder
un poquito de esa imagen,permaneceremos como Narciso, inhibidos ante nuestra propia imagen y por supuesto no nos será posible escuchar al otro, es decir,
amarlo.
Un saludo, Rodrigo Asseo.