
Hoy podría decir, que gracias a la informática, gracias a algo mínimo
de la informática, la PC, como dijo el Dr. Rabossi, podemos hacer uso
de una simple distinción esclarecedora. Una computadora tiene una
carcasa física con todos sus cables, tornillos y conductores que son
conocidos como el "hardware", y un programa que no es reductible a eso,
sin el cual no podemos obtener que aparezca nada en la pantalla, el
"software". Este último es información, compuesta de Bites, y un Bit(*)
es la magnitud de información, información que se distribuye por el
hardware. Sin duda que sin el hardware no habría posibilidad de que el
software funcione, pero, lo digo de manera muy simple y va dirigido a
mis colegas psiquiatras: ¿cuándo se vio alguna vez que, si aparece un
virus en la computadora, se proponga actuar sobre el hardware? Subrayo
cómo retorna el discurso médico al campo de la informática: un virus es
una información que atenta contra el funcionamiento esperable de un
programa. Es información, es un bit no esperado, un bit inoportuno.
Supongamos que aparece un virus en una computadora, ¿se le ocurriría a
algún especialista en computadoras, en informática, cortar un cable para
que su efecto no pase a la pantalla, o introducir una sustancia química
que impida que algunos de los sistemas funcionen, intervendría en el
hardware? Seguramente algún grado de eficacia obtendría, pero
arrastraría muchas otras ineficacias peores. Lo que se le ocurre a un
especialista en informática es que, si entra un virus en una
computadora, de lo que se trata es de proponerle a la misma computadora
un antivirus. ¿Y que es un antivirus? Es otro programa, hay una
especificidad del campo del software que no es reductible al campo del
hardware. Desde ya este modelo duro de hardware y software no se
compadece con lo que sucede en el ser humano, lo anticipo y a eso me voy
a referir para tomar algunas de las preguntas tipo ciencia ficción que
el Prof. Klimovsky nos adelantó. En principio aceptemos que la hipótesis
del inconciente fue un anticipo freudiano sobre la eficacia del bit. En
este sentido el psicoanálisis y gracias a la genialidad de Freud, se
anticipó en muchos años a lo que luego la informática nos presentó como
la eficacia del bit. Deja de ser entonces una especulación charlatana
hablar de la eficacia de una representación.
El problema es que nosotros no nos dedicamos a trabajar con la PC,
sino que nos dedicamos a trabajar con seres humanos. Tomemos el tema de
lo que le pasó a Kasparov, que perdió con la máquina su partida de
ajedrez. No creo que eso lo haya angustiado demasiado, a lo sumo lo
enojó. Ahora imaginen lo que le hubiera pasado a Kasparov si en medio de
la partida la máquina le hubiera dicho: "Kasparov, te amo". Ahí la cosa
se habría complicado. Porque el sujeto que habita la máquina ya no es
un problema, eso ya existe, ¡pero que una máquina pueda decirle a
alguien "te amo"!; suponga, Gregorio, que esa máquina que se está
ahogando le hubiera dicho a Ud. "te amo" ¿Ud. hubiera seguido indiferente?
- Klimovsky: le hubiera dicho, yo no.
- Vegh: pero ya hubiera tenido un problema ético por dejarla ahogarse...
- Klimovsky: tengo amistad, aprecio... nada más.
- Vegh: Bien, el problema es que nosotros, me
refiero a los analistas, no trabajamos con inteligencia artificial, que
sin duda es un campo promisorio y ya habremos de ver sus eficacias, sino
que trabajamos con seres humanos y el ser humano es un software
articulado con el hardware: el rasgo diferencial que tenemos con las
máquinas artificiales, es que nuestro hardware suministra parte de la
información que llega. Nuestro hardware, nuestro cuerpo oscila en un
abanico, que si lo quiero esquematizar, va del dolor al placer y que
podemos llamar goce, es información que incide sistemáticamente en el
programa. Es más, reformula los caminos posibles para el programa. Y ya
que estoy con el amor, ¿quién de los aquí presentes no ha pasado por
alguna experiencia de amor? ¿Y qué nos dice la frase conocida, vulgar,
popular, sobre el amor? ¿El amor es un producto cognitivo?, ¿lo
resolvemos con cuatro reglas sintácticas y una buena combinación de los
símbolos? No, el amor, como se dice, es ciego. ¿Qué quiere decir que el
amor es ciego, qué tenemos un déficit intelectual? No es ese el
problema, quiere decir que en el programa cognitivo interfiere ese
abanico que va del placer al dolor. Algo tan simple como esto: se muere
un ser querido y para alguien que tiene especial dificultad para hacer
un duelo, puede hacer lo que los psicoanalista llamamos, incluso algunos
psiquiatras, una reacción maníaca, la que básicamente consiste en negar
que alguien murió, ignorar su muerte, de eso no quiere saber nada, un
ejemplo de la pasión de la ignorancia. Esto no sucede por un déficit
intelectual. Debe ser explicado por qué el Yo no quiere saber.
A Freud se le complicó su marcha: después de ofrecer la hipótesis del
inconsciente arribó a la conclusión de que el ser humano no es solo un
software, también el hardware incide en el software y esto es lo que
teoriza con el nombre de pulsión. El concepto de pulsión nombra la
vigencia de los reclamos corporales en el software, es la incidencia del
hardware en el software. A Freud se le complica en un avance que no
resuelve nunca, en lo que se llama la dualidad de sus dos tópicas. Sigue
manteniendo por un lado la distinción de estratos entre conciente,
preconciente e inconsciente y por otro lado se ve obligado a tomar en
cuenta la incidencia del hardware en el software, la oposición del Ello,
que es el campo pulsional y el Yo y el Superyó. Tiene la necesidad de
mantener esa dualidad que nunca resuelve. Es sobre esta dificultad que
avanza la formulación por la que yo transito, tiene que ver con las
postulaciones de otro gran psicoanalista, que reconoció su deuda extrema
con la obra de Freud, me refiero a Jacques Lacan. El gran esfuerzo de
Lacan fue para salir de esta dualidad tópica freudiana para proponer una
nueva estructura, un nuevo paradigma en el psicoanálisis contemporáneo.
Lacan intenta salir de esta dualidad freudiana que no se resuelve,
siempre están las dos tópicas, que parecen poder funcionar pero no hay
manera de articularlas de un modo coherente y al mismo tiempo responden a
viejos problemas de la historia del pensamiento occidental, de la
filosofía, cosas que acá ya fueron aludidas, el monismo o el dualismo
cartesiano cuerpo-mente. Lacan propone una estructura triádica que
presenta como paradigma bajo el modo de lo que él llama sus tres
registros, los que sin duda no tienen el mismo valor cuando los formula
por primera vez en el año 1953 que cuando los vuelve a retomar con la
escritura nodal, un capítulo de la moderna matemática, casi al final de
su enseñanza. Me refiero al registro de lo Real, lo Simbólico y lo
Imaginario. Hago una lectura de una parte final de su elaboración,
cuando en el final de su enseñanza Lacan nos propone una estructura que
no acepta ni el modelo del hombre-máquina, monismo al estilo de La
Mettrie, ni el dualismo cartesiano cuerpo-mente que nos llevaría a una
separación que no se condice con lo que nuestra práctica nos enseña.
Lacan nos propone una estructura triádica que la digo así: el paradigma
con el que hoy trabajamos piensa al ser humano como lo Real del tejido,
anudado en cada uno de sus puntos a lo Imaginario y a lo Simbólico. Este
paradigma no me cabe duda que en algún momento, si nuestra disciplina
tiene que ver con el campo de la cientificidad, encontrará otro
paradigma mejor, pero hoy es para mí el horizonte, no hago de él una
religión, con el que yo mejor puedo ubicar y dar cuenta de los
fenómenos. Cuando digo lo Imaginario, estoy hablando de ese primer
estrato que trabajan los psicólogos de la conciencia y aún la mayoría de
los que trabajan en IA, los pensamientos racionales concientes.
Cuando digo Simbólico me refiero al segundo estrato descubierto por
Freud al que llamamos la hipótesis del inconsciente. Entonces el
paradigma que propongo es: lo Real del tejido anudado, anudado tiene que
ver con la estructura del nudo borromeo, a lo Simbólico y lo
Imaginario. Este paradigma tiene el beneficio que nos permite hacer
algunas previsiones como se espera del campo de la cientificidad, en la
estructura nodal que Lacan escribe, acerca de la distribución del goce.
Volvamos a esos ejemplos banales que propuse: el del amor ciego y el del
que no quiere enterarse del duelo. ¿Por qué no quiero enterarme que
alguien cercano a mí murió? Porque acordarme me produce dolor, tan
simple como eso. ¿Por qué alguien no deja el cigarrillo? Si sabe que
produce cáncer y trastornos arteriales. Sin recurrir a esas
interpretaciones psicologistas de "se quiere destruir", en principio no
lo deja porque le gusta y nuestro cuerpo está hecho de tal modo que
aquello que le gusta, aunque sea mínimo, no lo puede soltar sin más. Por
eso llegamos a decir que nuestro cuerpo es una sustancia gozante. Pues
bien, este nudo borromeo permite escribir la distribución de los goces y
hacer predicciones. Decimos que si el sujeto avanza por cierto goce,
quedará inhabilitado para otro goce, es una relación de exclusión.
Cuando el sujeto avanza por cierto goce; como podemos ver en el caso
Schreber, quien quería ser la mujer de Dios, queda absolutamente perdida
la posibilidad de lo que los psicoanalistas llamamos un goce fálico:
Schreber en su imaginario lo describía como la pérdida de sus atributos
masculinos, el riesgo de ser emasculado.
(...)
Si señores, los psicoanalistas nos dedicamos a las palabras y las palabras son el modo en
que nombramos ese bit, que tiene eficacia y una eficacia que hoy es
dominante en el mundo en que vivimos.
Isidoro Vegh