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domingo, 25 de diciembre de 2011

El inconsciente: ¿un descubrimiento o un invento?

Dentro de mi experiencia me he encontrado con muchos psicoanalistas en formación (puesto que todo analista siempre está en formación) que, a pesar de estar familiarizados con el básico concepto de inconsciente, siguen sin saber si éste fue un descubrimiento o un invento. Vamos por partes.
 Freud hizo primeramente un descubrimiento y luego un invento. Descubrió EL inconsciente e inventó LO inconsciente.
Asumiendo esto, tendríamos que definir qué fue aquello que descubrió y que lo llevo a inventar todo un artificio que ahora llamamos psicoanálisis, una práctica que trabaja con aquello que en primera instancia nos enferma: la palabra. Cuando un paciente toca nuestra puerta lo hace siempre por una razón, porque sufre. Ya sea por una inhibición, síntoma o angustia, pero toca a nuestra puerta porque asume que el analista sabe sobre el goce que lo golpea y que éste saber puede aliviar su dolor.
Uno de los legados fundamentales de Freud y que todo psicoanalista toma como base, es que en todo síntoma existe un saber en el orden de lo sexual.  Esta fórmula es precisamente lo que Freud descubrió, y es aquí donde entra el concepto del inconsciente ya que mediante esta fórmula podemos comprender que todo síntoma encubre algo de orden sexual desconocido para el padeciente.
Al entender esto podemos ya suponer acertadamente que el analista no va a saber sobre el goce del paciente, ya que, si el saber acerca del síntoma es inconsciente, entonces tenemos que asumir que el saber mismo lo tiene el paciente, y no el analista. En este punto las cosas se complican y aquí comienza el invento del maestro Freud;  LO inconsciente.
El analista debe lograr que LO inconsciente advenga durante – y mediante- el discurso de su paciente. Pero para que esto ocurra, Freud propone la asociación libre como la única regla fundamental que dará estructura a ésta praxis que, en el mejor de los casos, puede llevar a una “cura”.
La asociación libre quiere decir; hablar –o castrarse, como diría Lacan-. ¿Hablar de qué?, de lo que sea, ni siquiera de usted, de lo que se le ocurra. El fin de este método es crear una relación con el paciente que fecunde la trasferencia –que Freud denominó como el motor de la cura analítica-; misma que después de un tiempo en análisis, se convertirá en neurosis de transferencia.
Entonces, ¿dónde se encuentra LO inconsciente, en las profundidades de la psique?, por supuesto que no. LO inconsciente está ahí, en la superficie del discurso, en las palabras mismas, en su propia lalengua –como la llama Lacan-. Pero hay que aclarar algo, LO inconsciente solo existe bajo transferencia, en análisis; el que no se analiza no tiene inconsciente. Para que LO inconsciente advenga es necesaria la presencia del analista, ocupando el lugar de objeto atractor de la pulsión, y es entonces el analista el destinatario de LO inconsciente y sus formaciones (lapsus, sueños, actos fallidos, chistes).

Rodrigo Asseo.