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domingo, 5 de febrero de 2012

El dolor homosexual



La homosexualidad ya no es considerada una enfermedad ?

No, la homosexualidad no es ni una perversión ni una enfermedad, es una modalidad propia del amor, una manera particular de amar y de sentirse amado. El homosexual viene a consulta por que sufre y sufre de un trastorno grave, el de la soledad. Hace tiempo recibí a Rogelio, un hombre muy culto, joven, un alto funcionario de una gran administración. Me dijo esto: “Doctor, soy homosexual, mis padres lo ignoran, sólo mi hermana comparte mi secreto. Me siento desgraciado porque estoy desesperadamente solo. No logro vivir en pareja”. Éste es el drama de los homosexuales de hoy: su soledad afectiva. Aunque muy integrado socialmente, el homosexual sigue estando rotundamente solo.  El problema no es tanto afirmar su identidad sexual como acceder al amor que cada uno de nosotros necesita. Se sabe que si un homosexual quiere satisfacer un deseo puramente sexual, puede hacerlo en todo momento. Basta con frecuentar los lugares de encuentro que él conoce –saunas, baños de cafés, ciertos parques o cines-, para encontrar rápidamente una pareja ocasional y obtener un orgasmo masturbatorio furtivo. Pero el afecto, la ternura, unir su vida a la de un compañero que ama, lavarse los dientes en el mismo baño, hacer las compras o viajar juntos, en resumen, vivir lo cotidiano, todo eso le falta y lo sufre como una herida abierta. Este contraste doloroso entre una actividad sexual exacerbada y la inestabilidad de los sentimientos amorosos explica, sin duda, la precariedad de las parejas homosexuales. Sólo los hombres de cierta edad se instalan duraderamente en una vida común alimentada de intercambios y proyectos compartidos.

Juan David Nasio
Un psicoanalista en el diván