Cómo definir la amistad?
La mistad nace y se instala poco a poco sin que nos demos
cuenta. Un día, estamos sorprendidos de descubrir con alegría que el otro se
convirtió en nuestro amigo. Una amistad se instalo en nuestra vida como un
estado permanente. El amigo está ahí, como una presencia invisible, siempre
disponible, listo para responder al más insignificante de nuestros llamados. La
verdadera amistad es siempre una relación larga, durable, que pudo superar los
inevitables alejamientos, las crisis, y los conflictos de la existencia.
Un amigo auténtico representa esa parte silenciosa de
nuestra realidad y nos da la tácita seguridad de no estar solos, la convicción íntima de pertenecer a un grupo. El mejor don que podemos esperar de un amigo
es simplemente que exista, e incluso si lo olvidamos, saberlo cerca, tengamos o
no necesidad de él.
Los que cambian frecuentemente de amigos no saben lo que es
la amistad, puesto que ella necesita tiempo para existir. El tiempo es intrínseco
a la amistad. Ya sea por orgullo o por una susceptibilidad excesiva, los inconstantes
se privan de la ocasión única de una relación basada, como decía Aristóteles,
en una “comunidad de virtudes”.
Los inconstantes prefieren anticipar la ruptura antes de
correr el riesgo de sufrirla. Por el contrario, en una relación sólida, el
amigo es aquel que insufla en nosotros una fuerza, una especie de energía y
calidez espontáneas. Por la intensidad de su presencia, el amigo nos comunica
la más densa sensación de ser, de ser uno mismo.
La amistad es esto: cada uno despierta en el otro su riqueza
ignorada.
J.D. Nasio